Mercedes Ruiz es maestra de infantil por convicción durante 40 años, doctora en educación por curiosidad, orientadora de atención temprana por formación y oposición, contadora de cuentos y soñadora de sueños que, a veces, se hacen realidad.
En la actualidad, apoyando el movimiento de robótica por la igualdad y el de cine y educación para que siempre sea Educación No Sin Artes.
Siempre en la educación pública pero dialogando con quien llega a mi lado.
¿Cómo surge tu pasión por el audiovisual?
Me voy a ceñir a mi primera iniciativa que aúna cine y educación porque el audiovisual nos envolvió, a los de la década de los 60 y 70, casi sin darnos cuenta, era parte de nuestro contexto cotidiano y creció su uso con los avances tecnológicos que iban surgiendo.
Mi primera experiencia fue la del estreno, en España, de Los Chicos del Coro de la mano de la distribuidora Alta Films, tristemente desaparecida ya, y gracias a una madre de mi aula de infantil, una gran profesional del sector, Nieves Maroto. Ella me ofreció dar “un vistazo” al cuadernillo que denominaban press book de orientaciones a docentes ante el estreno de esa película. No hace falta describir que era para una maestra de aula como si del cuento de Cenicienta se tratase.